DOS AÑOS DESPUÉS DEL 7 DE OCTUBRE, INQUIETANTES PREGUNTAS AÚN SIN RESPUESTA. Roberto Iannuzzi.

 Roberto Iannuzzi.

10 de octubre 2025.

Nuevos elementos confirman la posibilidad de que al menos algunos organismos de seguridad israelíes estuvieran informados de la inminencia de un ataque por parte de Hamás.


Uno de los frentes clave en los que Israel ha luchado durante los dos años de conflicto que siguieron al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023 es el de la información.

La batalla por el “control de la narrativa” ha girado tanto en torno a los acontecimientos del 7 de octubre como a la violentísima campaña militar llevada a cabo durante estos dos años por Israel en Gaza.

En ambos casos, el Gobierno de Netanyahu ha propagado agresivamente su propia versión de los hechos.

En Occidente, la descripción del 7 de octubre impuesta por los medios de comunicación de gran difusión ha seguido esencialmente la versión oficial proporcionada por Tel Aviv.

Sin embargo, hay un aspecto de ese trágico suceso sobre el que el Gobierno israelí no ha intentado imponer su propia narrativa, sino más bien extender un velo de silencio.

Este aspecto se refiere al llamado “fracaso” de la inteligencia israelí (es decir, su aparente incapacidad para prever el ataque de Hamás) y abarca los meses, las semanas y la noche misma que precedieron a la incursión de los milicianos palestinos en territorio israelí.

La Franja de Gaza era uno de los territorios más controlados del planeta, sometido a un sistema de vigilancia omnipresente. Los servicios de inteligencia israelíes se consideran tradicionalmente entre los más sofisticados del mundo.

Incluso a la luz de los impresionantes “logros” de los servicios de Tel Aviv en los meses posteriores al 7 de octubre , cuando fueron capaces de localizar y asesinar a líderes de Hamás desde Beirut hasta Teherán, decapitar a toda la cúpula de Hezbolá en el Líbano e infiltrarse masivamente en un país como Irán en vísperas de la “guerra de los 12 días” librada el pasado mes de junio entre ambos países, el aparente fracaso del 7 de octubre parece aún más increíble.

Aunque tanto la prensa israelí como el Gobierno describieron inicialmente el ataque de Hamás como un “rayo caído del cielo”, es decir, como un acontecimiento totalmente inesperado, pronto comenzaron a surgir elementos que ponían en duda esta versión de los hechos.

Lo que ya se sabía

Como describí en mi libro “El 7 de octubre entre la verdad y la propaganda”, se habían detectado puntualmente numerosas señales premonitorias del ataque, pero fueron ignoradas o aparentemente subestimadas por los altos mandos militares y de inteligencia.

Hamas había planeado la operación durante años, con ejercicios y simulacros que incluían el asalto a los kibutzim (los asentamientos) y a los puestos militares avanzados alrededor de la Franja de Gaza.

Como reveló el New York Times, un documento clasificado denominado “Muros de Jericó”, que describía con todo detalle el plan que Hamas iba a llevar a cabo, era conocido por los servicios israelíes desde 2022.

Sin embargo, aparentemente se consideró que el plan superaba las capacidades de Hamas. ​

Además, se ignoraron los informes de analistas y fuentes del Shin Bet (el servicio secreto interno) que señalaban la inminencia de un ataque.

Los soldados desplegadas con tareas de observación en los puestos militares alrededor de la Franja también habían detectado actividades sospechosas a lo largo de la frontera de Gaza, como simulacros y maniobras militares, pero sus informes fueron minimizados. ​ Incluso los globos aerostáticos de vigilancia, fundamentales para la vigilancia del territorio de la Franja, estaban fuera de servicio y no fueron sustituidos.

Otra advertencia llegó de los servicios de inteligencia egipcios, que diez días antes del ataque habían avisado a la oficina del primer ministro israelí de que “algo grande” se estaba preparando en Gaza, pero tampoco en este caso se tuvo en cuenta la alarma. ​

La noche anterior al ataque, altos oficiales israelíes se reunieron para discutir numerosas señales de alarma procedentes de la Franja, pero concluyeron que se trataba de un simulacro de Hamás, sin elevar el estado de alerta.

Por último, la decisión de autorizar el Nova Festival (un evento musical que reunió a miles de jóvenes a pocos kilómetros de la barrera de separación de Gaza), a pesar de las preocupaciones expresadas por algunos oficiales del ejército, contribuyó a aumentar el trágico número de víctimas.

Todos estos elementos salieron a la luz en los meses inmediatamente posteriores al 7 de octubre, a pesar del silencio del Gobierno de Netanyahu, que pospuso toda investigación oficial sobre los hechos de ese día hasta la fase posbélica.

Alguien lo sabía

En el último año y medio, los medios de comunicación israelíes han revelado nuevos datos que consolidan el desconcertante panorama esbozado hasta ahora.

Este panorama confirma la posibilidad de que al menos una parte de los aparatos de seguridad israelíes estuviera al corriente de la inminencia de un ataque por parte de Hamás ya en los meses y semanas previos al 7 de octubre.

Según una investigación del Canal 12 israelí que data de agosto de 2024, el documento “Muros de Jericó”, que estaba en poder de la Unidad 8200 de la inteligencia militar israelí, fue compartido con el jefe de la inteligencia militar, el general Aharon Haliva, y con otros comandantes de la “División Gaza” y del Mando Sur del ejército.

Sin embargo, dicho documento no se mostró al jefe del Estado Mayor del ejército, Herzi Halevi, ni a los altos mandos de la fuerza aérea. Contradiceba la versión oficial de los aparatos de seguridad israelíes según la cual Hamás había sido «disuadido» de llevar a cabo un ataque.

Una anterior investigación del Canal 12 había revelado que ya en julio de 2022 la División Gaza había preparado una presentación elocuentemente titulada “El plan de invasión masiva de Hamás”. La presentación describía cómo “equipos de terroristas” serían acompañados por equipos de ingenieros encargados de abrir múltiples brechas en la barrera de separación.

El 1 de octubre de 2023, seis días antes del ataque, el comandante de la División Gaza ordenó una evaluación de la situación que reveló una “fuerte intensificación” de los ejercicios de las fuerzas “Nukhba”, las unidades de élite de Hamás.

A pesar de ello, reveló un reportaje de la cadena israelí Kan, dos compañías de soldados desplegadas en la frontera de Gaza fueron reubicadas en Cisjordania apenas dos días antes del 7 de octubre, dejando aún más desprotegida la barrera de separación de la Franja.

Unos meses antes, en marzo de 2023, durante una visita del entonces ministro de Defensa Yoav Gallant al cuartel general de la División Gaza, el coronel Ami Biton, al mando de la brigada norte de la División, le aseguró que, en caso de violación de la barrera de separación por parte de Hamás, las fuerzas armadas israelíes podrían repeler al adversario en cualquier momento con helicópteros de asalto, drones, tanques y blindados.

Gallant concluyó que “a Hamás solo le quedan los cohetes; se encuentra en una posición de debilidad”.

A este respecto, es interesante añadir que varios líderes de Hamás entrevistados tras el ataque declararon que les había “sorprendido” la escasa resistencia ofrecida por las fuerzas armadas israelíes, y añadieron que esperaban una reacción mucho más inmediata y letal.

En junio de 2024, otra investigación de Kan reveló la existencia de un documento interno de la División Gaza, distribuido el 19 de septiembre de 2023 (dieciocho días antes del ataque de Hamás), en el que se describían detalladamente los ejercicios realizados por las fuerzas de élite del grupo palestino en la Franja.

Los ejercicios incluían ataques a puestos militares avanzados y kibutzim israelíes, así como el secuestro de soldados y civiles.

Por lo tanto, al menos una parte del ejército tenía información precisa sobre las intenciones de Hamás. El documento de la División Gaza incluso formulaba una estimación del número de rehenes que el grupo palestino podría capturar, situándolo entre 200 y 250.

El 7 de octubre, Hamás habría llevado a Gaza a unos 250 prisioneros.

Tarjetas telefónicas israelíes en Gaza

Otros interrogantes se refieren a la noche anterior al ataque. Uno de los elementos que suscitan mayor perplejidad es el hecho de que los servicios de inteligencia israelíes detectaran la activación simultánea de numerosas tarjetas SIM israelíes dentro de la Franja.

La activación de tarjetas telefónicas israelíes en Gaza no es inusual, ya que varios palestinos de la Franja tenían permiso para ir a trabajar a territorio israelí. Pero su activación simultánea, en gran número, durante la noche hacía presagiar un posible ataque.

Los hombres de Hamás habrían utilizado los teléfonos móviles para coordinar las operaciones en territorio israelí. Sin embargo, los altos mandos militares afirmaron que solo se trataba de unas pocas decenas de activaciones, lo que no hacía prever un ataque a gran escala.

Pero según la investigación de Canal 14, que reveló el episodio, se activaron un millar de tarjetas SIM. En un comunicado conjunto, el ejército y el Shin Bet declararon que esa cifra era “falsa y muy alejada de la realidad”.

Una investigación interna del ejército reveló que las tarjetas telefónicas se activaron a partir de las 21:00 horas del 6 de octubre y que su activación continuó durante varias horas de la noche. Algunas tarjetas SIM ya se habían activado el 5 de octubre. En cualquier caso, la activación simultánea de decenas de ellas era totalmente inusual, según reconoce la investigación.

Los altos mandos militares de la División de Gaza y del Mando Sur fueron alertados ya a las 21:30 horas del 6 de octubre. Durante la noche se detectaron otras señales de actividades inusuales de Hamás.

Entre las 2:00 y las 3:00 horas del 7 de octubre, la oficina del comandante del ejército Halevi alertó al Shin Bet. Poco después se informó a las distintas ramas de la inteligencia militar.

A las 3:20, Halevi, que en ese momento se encontraba en su casa, consultó con Yaron Finkelman, el general al mando del Comando Sur. A continuación, se produjeron otros contactos entre el Comando Sur, la División Gaza y el Shin Bet.

A pesar de la activación de las tarjetas telefónicas y otras cuatro señales premonitorias que, sin embargo, siguen clasificadas en la investigación del ejército, los altos mandos militares y de inteligencia decidieron que la amenaza no era inminente.

Misteriosas órdenes en la noche

Otros episodios suscitan otras tantas preguntas.

A las 3:00 de la madrugada, una soldado encargada de la observación en el puesto avanzado de Kissufim había comunicado movimientos sospechosos a lo largo de la barrera de Gaza.

Se envió una fuerza de la brigada Golani, una de las más condecoradas del ejército, que disparó algunos gases lacrimógenos y se marchó.

Los superiores se quejaron a la soldado, acusándola de alarmarlos “por cualquier cosa” e instándola a ser más selectiva a la hora de activar los mecanismos de movilización de las tropas.

Hacia las 5:00, los vigías del ejército volvieron a movilizar a una fuerza Golani debido a movimientos sospechosos cerca de la barrera de separación, pero durante el trayecto la fuerza recibió órdenes de sus superiores de no acercarse a la frontera porque era “peligroso”.

Shalom Sheetrit, soldado de la brigada Golani, informó durante una reunión del lobby de reservistas, en la Knesset, que había recibido un extraño mensaje de su comandante de batallón a las 5:20 de la mañana del 7 de octubre.

El mensaje afirmaba que, por alguna razón no especificada, se había dado la orden de suspender las patrullas en la barrera de separación hasta las 9:00. El ataque de Hamás habría comenzado a las 6:30.

Otro elemento que habría agravado enormemente el número de víctimas de ese trágico día fue el mencionado festival musical Nova.

El diario Haaretz informa de que el coronel Haim Cohen, de la brigada norte de la División Gaza, que había firmado la autorización del festival el 5 de octubre, estaba al corriente de las reuniones de emergencia de los altos mandos militares la noche del 7.

Incluso acudió a realizar una inspección al Nova Festival aproximadamente una hora antes del ataque, pero no consideró oportuno ordenar la evacuación del evento.

Poco después, tras violar la barrera, los milicianos de Hamás habrían llegado a la zona del festival y asesinado a cientos de civiles.

“La primera ronda contra el eje chiíta”

Para completar este panorama, por decir lo menos inquietante, llega la revelación de Haaretz de marzo de 2025 según la cual, cinco meses antes del 7 de octubre (es decir, en mayo de 2023), el jefe del Shin Bet, Ronen Bar, habría advertido al primer ministro Benjamin Netanyahu que una guerra en Gaza era inevitable.

Israel acababa de concluir la operación “Shield and Arrow”, que había tenido como objetivo a los comandantes de la Yihad Islámica en la Franja, pero había perdonado a Hamás.

Bar le había dicho al primer ministro que la operación era “la primera ronda contra el eje chiíta” y que “Hamás es el próximo desafío a nuestras puertas”, concluyendo que una operación militar en Gaza sería inevitable.

También había sostenido que la cuestión de lanzar una campaña contra Hamás “se nos presentará como resultado de una amplia operación en Judea y Samaria [es decir, en Cisjordania] o como resultado de otra cosa”.

Las declaraciones de Bar contradicen la tesis, siempre defendida por los altos mandos de los aparatos de seguridad israelíes, según la cual el “fracaso de los servicios de inteligencia” del 7 de octubre se habría debido a su convicción de que Hamás había sido disuadido de atacar a Israel.

Netanyahu calificó de “falsa” la revelación de Haaretz. El Shin Bet declaró que el servicio no hace comentarios sobre las discusiones mantenidas con representantes del Gobierno.

Traducción nuestra


*Roberto Iannuzzi es analista independiente especializado en Política Internacional, mundo multipolar y (des)orden global, crisis de la democracia, biopolítica y «pandemia new normal».

Fuente original: Intelligence for the people

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