LA NUEVA ‘ECONOMÍA DE LA DONACIÓN’ EN UCRANIA, GRACIAS A LOS GOBIERNOS OCCIDENTALES Y SUS CONTRIBUYENTES. Dmitri Kovalevich.

Dmitri Kovalevich.

Ilustración: Mahdi Rteil para Al Mayadeen English

26 de septiembre 2025.

La élite ucraniana se aferra a la ayuda occidental, ignorando el colapso militar, mientras Zelensky impulsa el conflicto con Rusia y busca involucrar a otros países para sostener su régimen.


En la segunda mitad de septiembre de 2025, los líderes militares y políticos de Ucrania coinciden unánimemente en que la situación militar del país sigue deteriorándose. Sin embargo, los mensajes públicos del presidente del régimen de Kiev, Volodomyr Zelensky, siguen insistiendo en que Ucrania “ganará la guerra”.

Alejado de la realidad

La revista Foreign Policy afirma lo contrario en un informe publicado el 16 de septiembre, titulado “Zelensky está perdiendo el contacto con la realidad”. El informe comienza así:

En el transcurso del último mes, el Gobierno de Ucrania ha impulsado dos medidas significativas relacionadas con una de sus debilidades más evidentes: sus fuerzas armadas, que se encuentran en una situación muy tensa. Sin embargo, sus intentos por aliviar las tensiones han tenido una acogida incómoda en Ucrania, lo que ha llevado a algunos observadores a preguntarse si el presidente Volodymyr Zelensky y su círculo de asesores están adecuadamente en contacto con la realidad más allá de los pasillos del poder en Kiev…

Los ucranianos también se han dado cuenta de esta discordancia.

“Zelensky ha sobrepasado su mandato presidencial y ha perdido el contacto con la realidad. No tenemos un poder legislativo independiente que nos gobierne y que pueda decir ‘basta’, solo la voluntad de Zelensky. Se cree el Churchill de nuestra época, donde todo lo decide él solo, junto con unos pocos de sus ‘eficientes’ gestores”, escribe Darya Kalenyuk el 17 de septiembre. Es periodista, abogada y directora ejecutiva en Ucrania del Centro para la Lucha contra la Corrupción.

Ese mismo día, los legisladores ucranianos y los analistas favorables al régimen se deshacían en elogios sobre los resultados de una reunión a puerta cerrada celebrada por Zelensky con su maquinaria política “Siervo del Pueblo” y otros legisladores invitados el 16 de septiembre.

Según el legislador Yaroslav Zheleznyak, de la facción política “Golos”, Zelensky dijo en la reunión que su régimen se niega a considerar la cesión de ningún territorio de la región de Donbás a Rusia.

El régimen sigue negándose a reconocer la voluntad expresada por el pueblo de las antiguas oblasts (‘provincias’) ucranianas de Lugansk y Donetsk desde 2014 de obtener una autonomía significativa dentro de Ucrania o de separarse y unirse a la Federación Rusa.

Según informó posteriormente Zheleznyak, Zelensky dijo a los legisladores que la situación militar en Ucrania “se está desarrollando con normalidad” y que las fuerzas rusas acabarán siendo derrotadas.

Los pueblos de las dos antiguas oblasts ucranianas votaron definitivamente en septiembre de 2022 a favor de unirse a la Federación Rusa. Para ellos y para el Gobierno ruso, el futuro está decidido y no hay vuelta atrás. (En ese momento también se aprobaron por referéndum las propuestas de afiliación a la Federación Rusa de los pueblos de los “nuevos territorios rusos” de Jersón y Zaporizhia, al sur y al este del río Dniéper).

Según Zheleznyak, Zelensky también dijo en la reunión a puerta cerrada que la gente se queja regularmente de él a las embajadas occidentales, y que estas le transmiten las quejas.

Si es cierto, se trata de una descripción notable de cómo actúan las embajadas occidentales. No es difícil imaginar que el régimen transmita esas quejas a sus diversas agencias policiales.

Otro participante en la reunión del 16 de septiembre fue el legislador Oleksandr Fedienko. Él escribe que Zelensky planteó el tema de las elecciones legislativas. Fedienko también señala que, mientras que muchos observadores predicen ahora que se celebrarán elecciones en Ucrania en un futuro próximo, Zelensky descartó la idea en la reunión.

Las últimas elecciones legislativas y presidenciales que se celebraron en Ucrania fueron en abril de 2019, para mandatos de cinco años. Por lo tanto, los mandatos electorales de Zelensky y la Verkhovna Rada (legislatura) expiraron hace 18 meses.

El medio de comunicación online Strana informa en Telegram el 17 de septiembre sobre otro legislador del partido de Zelensky que estuvo presente en la reunión, George Mazurashu. Este afirmó después:

Volodomyr Zelensky (junto con otras personas exentas del servicio militar obligatorio) dejó claro que tiene la intención de luchar hasta el final, pero, por supuesto, utilizando a otras personas para que luchen».

En estos días, en Ucrania, estas declaraciones se consideran simples constataciones de hechos, teniendo en cuenta que Zelensky y su séquito no participan directamente en las hostilidades y, por lo tanto, no se enfrentan a una amenaza directa para sus vidas.

La gente también ve y lee en sus palabras intentos desesperados de prolongar la guerra con Rusia involucrando a otros países en las hostilidades.

Cómo perpetuar la financiación occidental para la élite ucraniana

Mientras tanto, la élite política ucraniana se dedica activamente a garantizar no tanto las tan cacareadas “garantías de seguridad” para Ucrania como las garantías de que continúen los ingresos occidentales (lo que permite el mantenimiento continuo de la propia élite). Esta élite sueña continuamente con cuánto puede seguir recibiendo de los ‘socios’ occidentales (es decir, de los contribuyentes de los gobiernos occidentales ‘socios’).

A mediados de septiembre, el gabinete de ministros del régimen de Kiev presentó un proyecto de presupuesto para el año siguiente, en el que, una vez más, no se prevé ningún gasto para las elecciones nacionales, ni legislativas ni presidenciales.

El presupuesto nacional ucraniano previsto para 2026 no solo bate récords en cuanto a gasto, sino que también resulta extremadamente extraño al no proporcionar ciertos detalles.

La principal rareza en este momento es un “agujero” ya reconocido de unos 300 000 millones de UAH (7300 millones de dólares) en la financiación de los gastos militares para los últimos meses de 2025.

El “agujero” se debe al fuerte aumento de los pagos que se realizan a las familias de los soldados muertos o heridos, los llamados “pagos por ataúd”. La duración de los pagos podría ampliarse ahora a 80 meses (6,5 años), periodo durante el cual se espera que la moneda ucraniana se devalúe gravemente (y, muy probablemente, un gobierno diferente se encargará de lidiar con todo el desastre de financiación y gasto público legado por el régimen de Zelensky y sus ‘socios’ occidentales).

Se espera que los gastos sociales, incluido el pago de pensiones, los costes sociales de las políticas radicales y ultranacionalistas, la reparación de carreteras y otras infraestructuras, todas estas partidas presupuestarias sean financiadas íntegramente por benefactores occidentales.

Eso significará, en primer lugar, pagos procedentes de los principales gobiernos de la UE. Estos ya están advirtiendo a sus poblaciones que se aprieten el cinturón y esperen grandes recortes en el gasto social.

El nuevo fenómeno de la ‘economía de la donación’ (donor-nomics) en Ucrania.

El 18 de septiembre, el exdirector del Banco Nacional de Ucrania, Kyrylo Shevchenko, acuñó un nuevo término  para el modelo económico ahora firmemente implantado en Ucrania, denominándolo «economía de la donación» (donor-nomics).

Escribe que se trata de “un tipo de economía y política económica completamente nuevo, totalmente dependiente de la ayuda externa”. Su esencia es un déficit presupuestario de más del 20 % del PIB, que no se cubre con recursos internos, sino con subvenciones y préstamos externos.

Si en una economía convencional el objetivo principal es crear valor añadido, en la donor-nomics el objetivo principal es mantener la confianza de los donantes para que cada tramo de nueva financiación pueda fluir sin problemas, escribe Shevchenko.

El legislador Yaroslav Zheleznyak admite que no solo los legisladores de Ucrania, sino también los ministros designados, se dedican principalmente a crear proyectos que nadie tiene la financiación, ni tal vez siquiera la intención, de llevar a cabo. La financiación de los proyectos viene determinada por los caprichos e intereses de los donantes, principalmente de los gobiernos occidentales.

Zheleznyak afirma que, durante seis años (desde 2019), Ucrania se ha visto abrumada por estrategias y programas de cambio de gran repercusión, pero estos se han quedado solo ‘sobre el papel’.

Las autoridades han presentado más de 20 programas estatales durante estos seis años, que abarcan desde la seguridad nacional, incluida la ciberseguridad, hasta el desarrollo regional. Pero ninguno de ellos se ha llevado a cabo en la vida real.

“Estos programas solo existen en promesas, presentaciones y comunicados de prensa de los funcionarios. En la práctica, los ciudadanos no ven ningún cambio ni mejora en su vida», escribe el legislador, subrayando que lo que ocurre en su lugar son ‘imitaciones políticas’ de proyectos reales. Él llama a esto ‘imitación de trabajo’.

El problema para el régimen es que la élite política y económica de Ucrania solo puede seguir recibiendo financiación occidental mientras siga luchando activamente contra Rusia, o fingiendo hacerlo. Sin ello, toda la élite ucraniana se vería privada de sus principales fuentes de ingresos y se quedaría sola para hacer frente a un país saqueado y devastado por la guerra, cuyo futuro económico ya está en manos de los gobiernos y las instituciones financieras del rico mundo imperialista.

Ante este sombrío panorama, el legislador Oleksandr Dubynskyy cree que se hace bastante realista un escenario en el que Ucrania, decepcionada con Europa, recurra a la reanudación de las relaciones económicas con Rusia.

Los analistas y políticos rusos llevan mucho tiempo expresando que están cansados de esta táctica utilizada por las élites gobernantes de las repúblicas postsoviéticas, hasta tal punto que no les importaba que los gobiernos occidentales y sus contribuyentes satisfacieran los exorbitantes apetitos de los antiguos líderes soviéticos en los años posteriores a 1990/91.

Deseo de involucrar a Polonia en el conflicto

A medida que la situación en el frente a finales de septiembre sigue deteriorándose para Ucrania, se han multiplicado los nuevos incidentes y provocaciones contra Rusia, con el objetivo de involucrar a más países en el conflicto.

En particular, la supuesta entrada de dos docenas de drones rusos en el espacio aéreo polaco a última hora del 9 de septiembre (hora local) se ha utilizado activamente con este fin. Los drones no estaban armados y no causaron víctimas ni destrozos. La única vivienda que resultó dañada fue alcanzada por un misil polaco dirigido a algunos de los drones.

Una de las imágenes de un dron ruso infractor muestra un dron ruso Gerbera de imitación, normalmente utilizado para distraer la defensa aérea, descansando cuidadosamente sobre el techo de un gallinero.

Si hubiera caído, el dron habría destruido como mínimo el techo. La foto también muestra la parte delantera del dron envuelta en cinta adhesiva.

Las fábricas rusas producen miles de estos drones desechables; nunca se reutilizan ni se reparan con cinta adhesiva o similar, ya que no hay forma de reutilizarlos y, desde luego, no se utiliza cinta adhesiva para repararlos.

El dron de la foto es obviamente uno que cayó anteriormente en algún lugar de Ucrania y que luego fue reparado y reutilizado con el fin de simular una ‘incursión rusa’. En otras palabras, el dron parece una provocación mal preparada y de falsa bandera.

A pesar de las endebles pruebas de la presencia de drones rusos sobre Polonia, todos los medios de comunicación y líderes políticos ucranianos han estado clamando desde entonces, pidiendo al Gobierno polaco que monte una respuesta militar y se una al conflicto militar con Rusia.

Por su parte, Zelensky ha tratado de aprovechar la vanidad de los polacos diciendo que el Gobierno y el ejército rusos están tratando de humillar a Polonia.

El experto ucraniano-israelí Yigal Levin, que trabaja para el servicio de inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, está agravando aún más la situación al afirmar que los drones que volaron sobre Polonia tenían como objetivo a los soldados estadounidenses estacionados en Rzeszów, Polonia.

El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Andriy Sibiga, exige que los ejércitos extranjeros derriben los drones rusos sobre territorio ucraniano. El objetivo es asustar a los polacos con el mensaje de que “una respuesta débil ahora provocará aún más a Rusia, y entonces los misiles y drones rusos comenzarán a volar más profundamente en Europa”.

¿Intensificar la guerra indirecta de Occidente contra Rusia?

En una entrevista con Sky News el 16 de septiembre, Zelensky afirmó que los países de Europa y Estados Unidos deberían dejar de “pensar en sí mismos” y en sus futuras relaciones con la Federación Rusa y pensar más en Ucrania.

En esencia, está exigiendo que Occidente sacrifique sus intereses y los de sus ciudadanos en aras de preservar el inestable control de Zelensky sobre el poder.

El enviado especial de Trump a Ucrania, Keith Kellogg, considerado uno de los amigos más cercanos de Kiev en Occidente, está animando a Zelensky a intensificar la guerra indirecta de Occidente contra Rusia.

Asistió a la reunión anual de la fundación “Yalta European Strategy” (‘YES’) celebrada en Kiev el 13 de septiembre. “Tuvimos una discusión sobre la ‘primacía’ del ejército ruso, y yo dije: ‘les daremos una paliza juntos’”, declaró Kellogg a los periodistas allí presentes. (Este no es precisamente el lenguaje de una presidencia estadounidense que busca la ‘paz’ con Rusia, como muchos analistas occidentales describen erróneamente el régimen bélico liderado por Trump en Washington).

El canal ucraniano de Telegram Legitimny cree que el propio Kiev lanzó drones a Polonia para aumentar el sentimiento antirruso allí y en el resto del mundo. Afirma que la historia de los drones sirve como medio para exigir aún más dinero para librar la guerra contra Rusia (sin duda teniendo en cuenta el ‘agujero’ reconocido de 3200 millones de dólares en los pagos de ayuda militar para 2025).

El expresidente polaco Andrzej Duda reconoció recientemente que Ucrania lleva desde 2022 intentando arrastrar a Polonia a una guerra con Rusia.

Les interesa arrastrar a todo el mundo a la guerra, y les vendría especialmente bien si consiguieran arrastrar a los países de la OTAN… Esto no es ninguna novedad. Lleva sucediendo desde el primer día [de la operación militar rusa], afirmó el expresidente en una entrevista.

Además, como escribió el primer ministro polaco, Donald Tusk, el 14 de septiembre, actualmente está creciendo en Polonia una “preocupante” ola de sentimientos prorrusos y hostilidad hacia Ucrania.

Tusk culpa a Moscú del aumento de estos sentimientos (como si el Gobierno ruso tuviera algún tipo de influencia mística sobre los corazones y las mentes del pueblo polaco).

Oleg Jasinski, un periodista ucraniano que escribe desde el extranjero, también cree que la historia del “ataque con drones rusos” beneficia mucho a una de las partes del conflicto, la misma que se enfadó terriblemente por la cumbre de dos días de la Organización de Cooperación de Shanghái celebrada en Tianjin (China) el 31 de agosto y el 1 de septiembre.

Allí, el papel del Gobierno ruso fue protagonista y el Gobierno de la India participó en la cumbre. Según Jasinski, la única salvación de Occidente frente a la derrota militar y política en Ucrania es una escalada de la participación directa de todos los gobiernos y ejércitos europeos.

El diario polaco Gazeta Wyborcza escribe que muchos polacos han comenzado a buscar residencias en el extranjero tras el supuesto incidente con drones del 9 de septiembre. El periódico afirma que el número de solicitudes de Polonia para comprar inmuebles en España se ha triplicado.

Strana escribió el 15 de septiembre que los propios polacos y su economía no necesitan una guerra, ya que Polonia es ahora una de las economías de más rápido crecimiento de la Unión Europea.

“Además”, escribe Strana, “en los últimos años todo el mundo ha podido ver, repetidamente, que la actitud de Polonia hacia Ucrania y los ucranianos es, por decirlo suavemente, ambigua. No están nada ansiosos por unirse a la lucha en Ucrania”.

A pesar de ello, señala Strana, el tema de la entrada de Polonia en la guerra es objeto de debate constante en determinados medios de comunicación y entre los líderes políticos occidentales.

La Federación Rusa no necesita un conflicto con Polonia. No necesita un “segundo frente”, ya que una parte significativa del ejército ruso ya está desplegada en Ucrania.

Strana también recuerda que en Ucrania existe una teoría muy extendida según la cual el ‘partido de la guerra’ occidental está tratando de involucrar a ciertos países europeos directamente en la guerra con Rusia del lado de Ucrania, pero que optarían por hacerlo fuera del marco de la OTAN para que no pareciera una guerra directa de la OTAN contra Rusia.

Los funcionarios rusos no se dejan engañar. Han declarado que la intervención militar directa de los países de la OTAN en Ucrania, incluso a nivel de una zona de “exclusión aérea” sobre el país, provocaría una guerra con el bloque de la OTAN.

Para Zelensky y su régimen, una guerra total entre Rusia y la OTAN sería una oportunidad bienvenida para mantenerse en el poder y prolongar su financiación gracias a los obedientes contribuyentes occidentales.

Traducción nuestra


*Dmitri Kovalevich es un periodista ucraniano y activista de la organización comunista ucraniana prohibida ‘Borotba’. Corresponsal especial en Ucrania para Al Mayadeen English.

Fuente original: Al Mayadeen English

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