M. K. Bhadrakumar.
Ilustración: fotomontaje de Financial Times © FT montage/Getty Images
08 de agosto 2025.
Lo que se necesita ahora en el ámbito del liderazgo es una defensa hobbesiana de la soberanía absoluta como único tipo de gobierno para la India capaz de resolver los problemas causados por el egoísmo de los seres humanos.
La declaración del gobernador del Banco de la Reserva de la India, Sanjay Malhotra, el miércoles, en la que afirmaba que es poco probable que la subida de los aranceles estadounidenses tenga un “impacto significativo” en la economía india “a menos que se produzcan represalias arancelarias, lo cual no prevemos”, y que, incluso si la India reduce sus importaciones de petróleo ruso, el impacto en la inflación interna podría no ser grave, solo puede interpretarse como un esfuerzo complementario para calmar la inquietud pública.
Sin embargo, pone de manifiesto la falta de claridad en la India sobre las intenciones del presidente Donald Trump.
Cualquier suposición de que se trata de un capricho de Trump carece de credibilidad. ¿Y si en el terreno de caza Trump no es un llanero solitario? ¿Y si representa al Estado profundo y solo persigue una agenda occidental concertada?
En una situación algo similar en 2014-2022, cuando la administración Biden intentó acorralar a Rusia y obligarla a caer en una trampa, todo el colectivo occidental se unió detrás del liderazgo estadounidense. ¿Alguien puede garantizar que la situación actual vaya a ser diferente? Aún es pronto para saberlo.
En mi opinión, Trump está capitaneando un barco amenazado por un iceberg inamovible, y toda la familia de la OTAN está a bordo. Podría decirse que su brújula estaba preestablecida incluso antes de ser elegido para un segundo mandato.
¿No fue el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, el primer líder occidental en alzar la voz con un tono excepcionalmente duro para criticar que el Gobierno de Modi se codease con Putin?
No nos equivoquemos, Rutte no se anduvo con rodeos cuando se dirigió personalmente al primer ministro Modi mientras hablaba con los periodistas en Washington el 17 de julio, cuando se dirigía al Capitolio poco después de una reunión a puerta cerrada con Trump en el Despacho Oval.
Rutte dijo:
El presidente Trump ha dicho que, si Rusia no se toma en serio las conversaciones de paz en un plazo de 50 días, impondrá sanciones secundarias a países como India, China y Brasil. Por lo tanto, mi consejo a estos tres países en particular es que, si viven ahora en Pekín o en Delhi, o si son el presidente de Brasil, quizá quieran echarle un vistazo a esto, porque podría afectarles mucho».
Rutte añadió:
Así que, por favor, llamen por teléfono a Vladimir Putin».
A continuación, anunció que Estados Unidos suministrará ahora a Ucrania armas
no solo de defensa aérea, sino también misiles y municiones, pagados por los europeos».
¿Dejó algo a la imaginación en su grosero comentario? Dos ministros del gabinete indio respondieron adecuadamente, pero, en retrospectiva, Rutte solo estaba articulando los argumentos de Trump.
Hay tanto en juego que una victoria rusa en Ucrania probablemente acabaría con la OTAN, dejaría al descubierto a Estados Unidos como un tigre sin dientes y convertiría a los europeos en huérfanos que vivirían bajo la tutela de Rusia.
¿Puede Trump aceptar tal legado presidencial? Por el contrario, ¿permitirá Putin que la OTAN arrebate la victoria de las garras de la derrota o será parte del guion del legado triunfalista de Trump por haber derrotado la agresión rusa?
Tengan en cuenta que la palabra “agresión” reapareció más de una vez en el sitio web de la Casa Blanca esta semana, tal y como Biden habría querido.

En pocas palabras, la agenda occidental para infligir una“derrota estratégica”a Rusia sigue en marcha y la contención y el debilitamiento de Rusia son un requisito previo absoluto para la OTAN. Y, para Trump, sin el respaldo de la OTAN, ¿Cómo podría fortalecer la hegemonía estadounidense en la escena mundial, que se encuentra bajo asedio?
De hecho, es fundamental tener claro que el proyecto que Trump ha iniciado para recortar las alas de Modi está escrito por el Estado profundo estadounidense y la OTAN.
Macron, Starmer, Merz, Meloni… Ninguno de ellos ha dado un paso al frente para decir una palabra amable sobre la India. Cuanto antes comprendamos esta cruda realidad, mejor preparados estaremos para el próximo periodo, cuando el verano dé paso al otoño y al invierno.
No hay que olvidar que Rusia también se lo tomó con calma hasta que la situación se tornó muy grave, cuando Occidente simplemente confiscó las reservas rusas.
Esperemos que las cosas no lleguen a tal punto. Dicho esto, en la percepción occidental, Modi es susceptible a la presión (por las razones que sean) y es uno de esos sátrapas del Sur Global que se comprometerá cuando las cosas se pongan feas.
Parte de la culpa recae en nuestro propio comportamiento tímido. Al fin y al cabo, ¿no perdió la India su entusiasmo por los BRICS? Trump entiende que el espectro de una moneda BRICS no surgirá mientras la India lo bloquee tenazmente.
Una vez más, ¿por qué el G7 está mimando la vanidad de la India? Y está funcionando. Una invitación de última hora transmitida por teléfono fue todo lo que se necesitó para que el primer ministro dejara todo y se apresurara a viajar a Kananaskis para la cumbre del G7.
Esta vez, Occidente, liderado por Trump, está decidido a institucionalizar el papel subalterno de la India en la política internacional. Trump está decidido a hacer añicos las pretensiones indias de “autonomía estratégica” y política exterior independiente.
Debe haber claridad conceptual a la hora de formular una respuesta india eficaz a la amenaza occidental que se cierne sobre la soberanía del país y al intento de Trump de convertir a la India en un horrible ejemplo a los ojos del Sur Global.
El verdadero problema para Modi será la oposición interna a cualquier replanteamiento radical de la política exterior de la India y el abandono de la inclinación prooccidental con el fin de dar autenticidad a su doctrina de autonomía estratégica.
La fibra moral de la élite india se ha debilitado tanto que una vida que no les permita relacionarse con el mundo occidental es simplemente impensable para ellos.
En cierto modo, este era también el problema de Putin, pero donde Rusia gana es en que tiene una conciencia colectiva profundamente arraigada de los depredadores occidentales a lo largo del último milenio, desde el gran cisma de la Iglesia cristiana.
En cuanto a Estados Unidos, la élite india lo ve como un hogar lejos de casa. No es de extrañar que Modi haya elegido los sectores de la agricultura, la ganadería y la pesca (que, por supuesto, son un enorme banco de votos) para afirmar la determinación de su Gobierno de plantar cara a la presión de los negociadores estadounidenses en las conversaciones comerciales en curso, pero haya dejado de lado por completo la geopolítica, que es lo que motiva a Trump.
Lo que se necesita ahora en el ámbito del liderazgo es una defensa hobbesiana de la soberanía absoluta como único tipo de gobierno para la India capaz de resolver los problemas causados por el egoísmo de los seres humanos.
Gandhiji no habría dudado ni un momento en su angustia existencial si se hubiera enfrentado al imperialismo occidental.
Traducción nuestra
*M.K. Bhadrakumar es Embajador retirado; diplomático de carrera durante 30 años en el servicio exterior indio; columnista de los periódicos indios Hindu y Deccan Herald, Rediff.com, Asia Times y Strategic Culture Foundation entre otros
Fuente original: Indian Punchline
