LOS YEMENÍES ABANDONAN LA COALICIÓN DE EMIRATOS ÁRABES UNIDOS Y ARABIA SAUDITA PARA APOYAR A GAZA. Mohammed Moqeibel.

Mohammed Moqeibel.

Imagen-ilustración: The Cradle

01 de febrero 2024.

La guerra de Gaza y los nuevos ataques de EEUU y el Reino Unido contra Yemen están haciendo añicos lo que queda de la coalición liderada por EAU y Arabia Saudí. Ahora, yemeníes de todas las tendencias acuden en masa a abrazar al gobierno de Sanaa y su postura de resistencia.


Aunque las operaciones militares en el Mar Rojo del movimiento de resistencia yemení Ansarallah han sacudido los cálculos geopolíticos de la guerra de Israel contra Gaza, también han tenido consecuencias de gran alcance en la dinámica política y militar interna del país.

Al impedir con éxito que los barcos israelíes atraviesen el estratégico estrecho de Bab al-Mandab, el gobierno de Sanaa, dirigido por Ansarallah, se ha erigido en un poderoso símbolo de resistencia en defensa del pueblo palestino, una causa profundamente popular entre los numerosos grupos demográficos de Yemen.

La postura de Sanaa contrasta fuertemente con la del gobierno de Adén,  respaldados por saudíes y emiratíes, que, para horror de los yemeníes, acogió con satisfacción los ataques de las fuerzas estadounidenses y británicas el 12 de enero.

Los ataques aéreos estadounidenses y británicos han ofendido a los yemeníes de forma bastante generalizada, provocando algunas deserciones internas de pesos pesados. De repente, Sanaa se ha transformado en el destino de varias milicias yemeníes anteriormente alineadas con EAU y Arabia Saudí, que ahora declaran públicamente su lealtad a Ansarallah.

Una de estas figuras, el coronel  Hussein al-Qushaybi, anteriormente en las fuerzas de la coalición saudí-UAE, lo anunció en un tuit:

Soy el coronel Hussein al-Qushaybi, declaro mi dimisión de mi rango y mi deserción del Ejército de Legitimidad [ejército respaldado por la coalición liderada por Arabia Saudí] que no nos permitió, como miembros del Ministerio de Defensa, mostrar solidaridad con Palestina.

Mi mensaje a los miembros del ejército: Volved a vuestras casas, porque nuestros dirigentes han empezado a proteger a los barcos sionistas en el mar y a apoyar a la entidad [israelí], aunque intenten engañar, pero su apoyo ha quedado claro y sigue ahí.

Qushaybi afirma que fue encarcelado en  prisiones saudíes durante 50 días -junto con otros oficiales yemeníes- por su abierta defensa de Gaza, durante los cuales soportó torturas e interrogatorios por parte de un oficial de inteligencia israelí.

El comandante  Hammam al-Maqdishi, responsable de la protección personal del ex ministro de Defensa de Yemen en el gobierno respaldado por la coalición, también ha llegado a Sanaa, jurando lealtad a Ansaralla.

Simultáneamente, un documento «ultrasecreto» filtrado del Ministerio de Defensa yemení, respaldado por Arabia Saudí y reconocido por la ONU, da instrucciones a los líderes militares para que supriman cualquier simpatía o apoyo a Hamás o Ansaralla, ya que «esto podría despertar la ira de países hermanos y amigos», una referencia implícita a Arabia Saudí y EAU.

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Deserciones y disensiones

Informes de prensa yemeníes Informes de prensa yemeníes afirman que el gobierno estadounidense, en una misiva dirigida al jefe del Estado Mayor de la coalición, Saghir bin Aziz, expresó su «descontento» por la falta de solidaridad entre sus fuerzas y exigió que se tomaran medidas.

Aunque esta tendencia a las deserciones en la coalición saudí-emiratí no es totalmente nueva, se ha acelerado considerablemente desde el inicio de la guerra en Gaza y los recientes ataques de Estados Unidos y el Reino Unido en Yemen.

El pasado mes de febrero, oficiales de alto rango de la coalición, incluidos comandantes de brigada de varios frentes iniciaron una serie de deserciones, aunque ninguna tan significativa como la actual rebelión.

Estas deserciones anteriores se debieron principalmente a las condiciones  económicas y al  descontento con Arabia Saudí y EAU por su despido de comandantes militares asociados al Partido Islah (Hermandad Musulmana en Yemen), que fueron sustituidos por miembros de las milicias del Consejo de Transición del Sur (STC), respaldadas por EAU, y de las comandadas por Tariq Saleh, sobrino del ex presidente yemení pro-saudí Ali Abdullah Saleh.

La mayoría de estas deserciones fueron de oficiales y tropas asociados al Partido Islah durante una época en que la coalición extranjera empezó a marginar a los dirigentes militares y políticos del partido y a desmantelar varios sectores militares bajo su control, en favor del STC, controlado por los EAU.

Ahora, la guerra de Gaza hace que la dirección del Partido Islah rompa totalmente con sus antiguas alianzas. Como  tuiteó tuiteó el funcionario del partido Mukhtar al-Rahbi tras el lanzamiento de los ataques de EEUU y el Reino Unido:

Todo yemení que esté con Estados Unidos, Reino Unido y los países de la coalición que protegen a los barcos sionistas debe reconsiderar su identidad yemení y su filiación árabe. Estos países protegen y apoyan a la entidad sionista, y cuando Yemen cerró el Mar Rojo y el Mar Arábigo a los barcos de esta entidad terrorista, esta sucia alianza golpeó a Yemen y lo castigó por su noble postura hacia Gaza y Palestina.

En marcado contraste, el STC, respaldado por los EAU, y las Fuerzas Nacionales de Resistencia, dirigidas por Tareq Saleh, expresaron su disposición a proteger los intereses Israelíes. Al margen del Foro Económico Mundial de Davos, el presidente del STC, Aidarus al-Zoubaidi, reafirmó su apoyo a los ataques británicos contra Yemen, transmitiendo esta postura al ministro británico de Asuntos Exteriores, David Cameron.

Tras estas declaraciones, un batallón entero bajo el mando de Saleh deserto a Ansarallah, mientras que muchos otros combatientes rechazan ahora su autoridad porque rechazan apoyar los ataques de EEUU y el Reino Unido contra Sanaa y sus líderes de la resistencia.

Un cambio en el sentimiento público

En respuesta a la última agresión occidental contra Yemen, los medios de comunicación afiliados al STC y sus partidarios han lanzado una campaña contra Ansarallah y la resistencia palestina, poniendo en duda las capacidades y los motivos del movimiento de resistencia yemení. Sin embargo, sus esfuerzos han resultado contraproducentes y han provocado una furia pública generalizada en las regiones del sur del país controladas por el gobierno respaldado por EAU y Arabia Saudí.

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Mapa de las zonas controladas por Ansarallah y la coalición dirigida por Arabia Saudí

Su ira se dirige contra la supuesta alineación del  gobierno con sede en Adén  con los proyectos regionales de Israel, lo que desencadena tanto protestas como actos simbólicos, como la quema de fotografías del presidente de EAU, Mohammed bin Zayed, y de la bandera israelí.

Según  Fernando Carvajal, ex miembro del equipo de expertos en Yemen del Consejo de Seguridad de la ONU, Ansaralla ha conseguido aprovechar -en su beneficio- la insostenible posición de Abu Dhabi, que normalizó sus relaciones con Israel como parte de los Acuerdos de Abraham de 2020, negociados por Estados Unidos. Esto, argumenta, les ha ayudado a ganarse un amplio apoyo tanto dentro de Yemen como a escala internacional.

A raíz de esta inesperada indignación pública, el STC ha experimentado una nueva oleada de deserciones en sus filas. Varios dirigentes se han unido al Movimiento Revolucionario del Sur, y han expresado abiertamente su objetivo de liberar el sur de Yemen de lo que consideran la «ocupación saudí-emiratí».

En medio de la oleada de realineamientos militares, el destacado jeque tribal de Al-Mahra Ali al-Huraizi -posiblemente la figura más influyente del este de Yemen- ha salido a alabar las operaciones militares de Ansarallah contra la navegación israelí en el Mar Rojo, saludando sus acciones como una respuesta decidida y nacional al sufrimiento del pueblo palestino.

Huraizi subrayó que la agresión estadounidense y británica contra Yemen se lanzó para proteger al Estado sionista, porque los ataques selectivos de Ansarallah repercutían negativamente en la economía de Israel. Haciendo un llamamiento a la unidad de los yemeníes, el líder tribal instó a una resistencia firme contra la influencia israelí en el país. También pidió a otras facciones yemeníes que siguieran el audaz liderazgo de  Abdul-Malik al-Houthi como medio para detener el genocidio que se estaba produciendo en Gaza.

Cuenta atrás para el hundimiento de la coalición

El deterioro de las condiciones económicas de Yemen, el colapso de la moneda en las zonas gobernadas por la coalición y los continuos conflictos entre las milicias del sur milicias del sur han hecho que muchos yemeníes se sientan desilusionados con los apoderados  Emiratíes y Saudíes , de quienes esperaban, como mínimo, prosperidad económica.

En cambio, el gobierno de Sanaa, dirigido por Ansarallah, ha conseguido mantener una situación  económica relativamente estable en las zonas bajo su control, a pesar de la guerra respaldada por el extranjero que pretende derrocarlo. Esta disparidad ha provocado un sentimiento creciente entre los soldados alineados con EAU de que son  meros peones que luchan por los intereses de los gobernantes árabes del Golfo Pérsico, sin recibir el debido reconocimiento de estos gobiernos.

Las posturas contrapuestas sobre Palestina entre la coalición y Ansarallah han ahondado la división yemení desde los sucesos del 7 de octubre. El apoyo de Sanaa a la causa palestina ha reforzado significativamente su posición interna, mientras que los ataques de Estados Unidos y el Reino Unido contra el país han complicado la posición de sus aliados del Golfo Pérsico, al dar prioridad a los intereses israelíes sobre cualquier otro cálculo.

La desilusión con la coalición tendrá profundas implicaciones políticas y militares para Yemen, reconfigurando las alianzas y convirtiendo a EAU y Arabia Saudí en adversarios nacionales. Palestina sigue siendo una prueba de fuego reveladora en toda Asia Occidental -y ahora también en Yemen- que pone en evidencia a quienes sólo retóricamente reivindican el manto de la justicia y la solidaridad árabe.

Traducción nuestra


*Mohammed Moqeibel es un escritor, periodista e investigador yemení en asuntos políticos, muy interesado en cuestiones relacionadas con el Sur Global.

Fuente original: The Cradle

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